En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también debemos entregar la vida por nuestros hermanos. Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad y no tiene compasión de el, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en el?. Queridos hijos, no amemos de palabra, ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.
1 Juan 3:16-18 (NVI)
Cada día nos encontramos viviendo una realidad que nos brinda la gran oportunidad de manifestar a quienes nos rodean la más extraordinaria forma de bendecir su vida y eso es a través del amor.
El amor no es un sentimiento que nos lleva a experimentar sensaciones de mariposeo en el estómago, el amor no es el sentimiento para hacerle hacerle saber a una persona cuánto la amo, el amor es Acción.
El amor es la decisión que cada día debemos tomar para vivir y dar vida a los demás, es la capacidad de poder realizar todo aquello que está a su alcance para lograr el bien de los demás.
El pasaje bíblico nos enseña que Jesucristo entregó su vida por nosotros y nos exhorta a vivir esa clase de amor para con nuestros hermanos. Este es un desafío que algunas personas no están dispuestas a asumir. la pregunta es ¿cómo podemos empezar a hacer esto nosostros? La respuesta es Accionando. El apostol Juan nos ilustra que el amor verdadero debe resultar en acciones. Dios ha puesto en nuestras manos recursos para bendecir a quienes se encuentran en necesidad, especialmente a los de la familia de la fe, pero estos recursos no solo deben limitarse al dinero o a los bienes materiales que poseemos.
Amor en acción es poder dedicarles tiempo de calidad a aquellos con quienes compartes tu vida, es escuchar al que necesita ser escuchado para dar una palabra de consuelo y de ánimo, es ofrecer tu hombro para que otro pueda llorar, es visitar al que está privado de su libertad o quebrantado de salud, es dar de comer al hambriento y vestir al que está desnudo. Amor en acción es estar dispuesto a ceder los privilegios que podemos tener para que otra persona sea servida como deseariamos ser servidos.
Nuestra vida debe estar dedicada enteramente al servicio de los demás. Cuando servimos manifestamos el amor que Cristo derramó en nuestro corazón y en la persona de Jesús tenemos la ilustración más pura del amor en acción. El amor en acción es el centro de nuestra fe.
Ahora le invito a tomarse unos minutos y piense en la necesidad tangible de alguien que usted conoce. Un hermano de la familia de la fe, un familiar, un amigo, un compañero o ¿por qué no? alguien que usted no conozca. Medite en las bendiciones que ha recibido de parte de Dios y dispóngase a servir en la necesidad de esa persona y cuando lo haga, hágalo con excelencia, dando lo mejor que tiene, no de las sobras o de lo que le estorba. "Porque ya saben que Dios les dará en recompensa parte de la herencia que ha prometido a su pueblo. Recuerden que sirven a Cristo, que es su verdadero dueño" Colosenses 3:24 (Lenguaje Actual).
Viva sirviendo en amor y no lo haga para ganar el favor de la gente. Cuando lo haga, hágalo con gratitud, con gozo y sinceridad de corazón. Recuerde que su amor será demostrado a través de sus acciones.