El mundo en el que vivimos hoy día, presenta muchas maneras de alcanzar los sueños y llegar a conquistar todo aquello que nos haría sentirnos realizados desde el punto de vista personal, profesional, espiritual y emocional. Pero eventualmente, tus convicciones estarán expuestas a toda clase de tentación, en especial las espirituales.
Según Lucas, hay una relación estrecha entre Jesús y Adán. Adán es hijo de Dios (3:38) y también es Jesús (3:22; 4:3). Para Lucas el trasfondo de la tentación fue el fracaso de Adán (Romanos 5:12-14). Lucas contrasta el fracaso de Adán con la victoria de Jesús. Como Adán representó a todo el género humano, Jesús es también nuestro representante.
Es necesario recordar que, a pesar de su origen sobrenatural, Jesús tuvo que vivir completamente como cualquier otro hombre. Si él hubiera fallado en principio tal como sucedió con Adán, él no hubiera podido triunfar en la práctica luego.
La sumisión a la voluntad de Dios, no importa que tan difícil esto sea, era el único curso para él, como cualquier otro hombre. Jesús era el Mesías, pero en un estado de humillación... Desde la perspectiva de Satanás, la fuerza de la tentación consistió en un atentado contra esta actitud de servicio y humillación para que Jesús siguiera su deseo natural para ser el Mesías sin tener que sufrir.
La disputa entre Jesús y Satanás fue enfocada sobre Jesús como el Hijo de Dios ("Si eres Hijo de Dios..." (Lucas. 4:3, 9) y su confianza en el propósito Mesiánico del Padre (Lucas. 4:5-8).
Es aquí donde Satanás pretendió alterar nuevamente el plan de Dios para toda la humanidad. Satanás sabe, que sabe, porque sabe que uno de los propósitos por los cuales el hombre fue creado es para traerle gloria y alabanza a Dios.
Satanás quiso engañar a Jesús como lo hizo en el principio con Eva (Génesis 3:4-6). Era evidente que Satanás al ofrecer los reinos del mundo a Jesús, buscaba tenderle la trampa, puesto que si Jesús cedía ante tal pedimento, simplemente se estaría sometiendo al señorío de Satanás, ya que la Biblia describe a satanás como el príncipe de este mundo (Juan 12:31) y el padre de la mentira (Juan 8:44).
Mi pregunta es ¿a quién estamos dirigiendo nuestra adoración?
La Biblia dice en Deuteronomio 6:13: Teme al Señor tu Dios, sírvele solamente a él y jura solo en su nombre.
Tu adoración solo debe ser dirigida al Señor nuestro Dios y es por medio de esta posición que solo reconocemos la autoridad de Dios, lo cual hace que nuestra adoración no se debe negociar ni mucho menos entrar en transacciones con el diablo.
Si existe algo en lo que los hijos de Dios deben mantenerse es en serle fiel a Dios y guardar solo para él ese espacio de su vida que solo le pertenece a él y esto es por medio de la adoración.
En la tentación Jesús ganó una victoria sobre Satanás - Lucas. 11:14-22.
Aunque la tentación de Jesús se realizó según la voluntad de Dios, Satanás tentó, no Dios. La misma tentación, desde la perspectiva de Dios, fue más una prueba para que Jesús aprendiera obediencia (Hebreos. 5:8-9) y pudiese llegar a ser el "autor" de la fe (Heb. 12:2).