El reino de los cielos esta en el cielo, pero la voluntad de Dios es que este sea establecido aquí en la tierra para que sus hijos comiencen a vivir la vida de victoria que Dios ha prometido en su Palabra.
En esta oportunidad he tomado la Parábola del Trigo y la Cizaña para referirme a la manera como Dios desea revelar los secretos de su reino y desatar las promesas y las bendiciones que están reservadas para su iglesia desde los cielos hasta la tierra.
El mundo entiende lo que ve, bueno eso es lo que cree, pero nosotros creemos lo que no vemos y es por esta razón que nos señalan y se piensa de nosotros que estamos locos, por creer lo que no vemos porque andamos por fe y no por vista.
Jesús explicaba el reino de los cielos de una manera tan sencilla que a la vez era tan compleja para los entendidos. Mateo 13:11,17-18 dice: A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos, pero a ellos no. Pero dichosos los ojos de ustedes porque ven, y sus oídos porque oyen. Porque les aseguro que muchos profetas y otros justos anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.
Que maravilloso es nuestro buen y amado Dios, al querer mostrarnos por medio de su Palabra la revelación de lo que es su reino para vivir conforme a su voluntad.
Cuando Jesús empieza a enseñar el reino de Dios por medio de parábolas, lo que esta enseñando básicamente es que toda la vida del reino esta condicionada a un principio establecido por parte de Dios y que tiene que ver con una semilla y al hablar de una semilla indudablemente que debe referirnos a la idea de un sembrador y de una tierra para plantar la semilla, es decir que estos, también son elementos del reino, y este principio es el de la siembre y la cosecha, por eso este principio debe llevarnos a la idea de que nuestra vida es la vida de un sembrador y así todo lo que sembremos hemos de cosechar.
En el versículo 27 de esta parábola del trigo y la cizaña conocida también como la de la mala hierba, los siervos preguntan a su Señor, no sembró usted semilla buena en el campo?, entonces de donde salio la mala hierba. Lo que Jesús trata de ilustrar aquí es que el reino de los cielos no funciona cuando estas en la iglesia recibiendo la buena semilla y posteriormente llegas a casa a infectar todo tu ser recibiendo a través de la televisión la mala semilla de las telenovelas, eso es una mala semilla en tu vida, puesto que una telenovela trata de pleitos, adulterios, fornicaciones, sirvientas acostándose con sus jefes. Otra mala semilla que se siembra en tu vida es a través de la Internet cuando te conviertes en esclavo de la seducción y de la pornografía, esto traerá a tu vida irreversiblemente cosas que Dios no desea ni espera de tu parte, recuerda, que lo que tu siembras es lo que cosechas. ¿Que estas sembrando en tu vida?
Tu eres la tierra donde Dios o Satanás van a sembrar su semilla, pero la cizaña crecerá en tu vida cuando le permitas al diablo ser el sembrador de tu terreno, mientras que Dios quiere darte una vida de reino y de victoria y eso es lo que representa el trigo, habla de la abundancia, de la sanidad, de la prosperidad, esa es la vida de reino que Dios desea que tu vivas, todo depende de ti. Aleluya.
El reino de los cielos guarda dentro de sus secretos algo que es muy pequeño pero que al descubrir la manera apropiada de cómo recibirlo, buscarlo y poseerlo, resulta en algo muy grande que Dios tiene para ti. La semilla de mostaza es la pequeña de todas, pero llega a ser la mas grande de todas las hortalizas, que al convertirse en un árbol, sirve para que las aves se posen sobre el y aniden, pero en su primer estado es una semilla muy pequeña. Tu postrer estado será mejor que tu primer estado.
La Palabra de Dios es la semilla que El desea plantar y cosechar en tu vida, de tal manera que no podemos tener revelación de los secretos del reino hasta que no entendamos el principio de la siembra y la cosecha. Jesús da la explicación de esta parábola cuando menciona en el versículo 37 que el que siembra la buena semilla es el mismo Jesús, mientras que el campo es el mundo donde el desea plantar su semilla, pero la buena semilla son los hijos del reino y la mala hierba son los hijos del maligno y es el mismo diablo quien la siembra y este es el trabajo que el opera cada vez que la Palabra del reino es soltada para ser esparcida en el mundo, viene a arrebatar para sembrar su mala semilla. Mateo 13:19, cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón.
El reino de los cielos saca a la luz lo que llevamos dentro, en el corazón. Por eso la semilla de la Palabra de Dios se planta en tu vida y sacara a la luz lo que tiene tu tierra.
Si siembras una ofensa, cosechas una venganza, si siembras envidia, cosechas frustración, si siembras bendición, cosechas bendiciones, es un principio inquebrantable: la siembra y la cosecha, esto es el reino de los cielos.
La Biblia dice en Isaías 55:11 así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. Si Dios te da una palabra y al termino de dos semanas o un mes dices: realmente esto nunca va a ocurrir en mi vida, entonces la palabra que fue sembrada saco a la luz de que esta hecha tu tierra: inconsistencia, falta de perseverancia, así que esta palabra no regreso vacía, regresa diciendo de que estas hecho por dentro.
Cuando tu creces junto con la cizaña, no permitas que esta te ahogue e impida que tu llegues a ser lo que Dios dijo que tu serias, porque recuerda el fin que le espera a la cizaña, será corta y echada en el fuego, mientras que tu semilla de trigo se almacenara para que des mas fruto.
Tu eres esa buena tierra que Dios esta buscando para sembrar su semilla y darte a revelar los más grandes secretos que antes no fueron revelados a quienes han pretendido ser sabios en su propia prudencia pero que a la vez han estado disponibles desde la fundación del mundo para quienes no se han resistido a escuchar la voz de Dios.
Mateo 13:8, Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado.
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