Muchos
de los fracasos experimentados y que aún siguen enfrentando los cristianos de todos
los tiempos de manera individual y corporativa, es precisamente querer vivir
operando en un espíritu de independencia, es decir, que se vive de espaldas a
Dios haciendo valer las propias opiniones y juicios basados en la sabiduría
humana.
El
Señor Jesucristo ilustro a sus discípulos a quien El considero como alguien prudente
cuando dijo: «Por tanto, todo el que oye
estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó
su casa sobre la roca.» (Mateo 7:24).
Una
persona que recibe la revelación del conocimiento que adquiere de parte de Dios
comienza a vivir para sus propósitos y no para sus deleites. El hecho de amarse
a sí mismo, no se refiere a que
satisface los deseos de su carne sino que se esfuerza por llevar una vida que
agrada a Dios porque quiere desarrollar experiencias divinas que le lleven a
posicionarse a lo que el Señor ya le ha preparado, es decir, a mayores niveles
de fe, de unción y de gloria.
Hay
que reconocer con abierta franqueza que el camino de la sabiduría no será
elegido por muchos, porque les es más fácil vivir descuidadamente y sin Dios,
pero quienes escogen vivir según esta máxima tendrán éxito y seguridad llegando
a conocer a Dios de una manera personal (manifestación).
El
estilo de vida que propone este proverbio para el creyente depende de una actitud
saludable por Dios que debe afectar todo aspecto de su vida como lo afirma Proverbios 1:7a “El temor
del SEÑOR es el principio de la sabiduría;”
La Santidad
2
Corintios 7:1. Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos
de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de
Dios la obra de nuestra santificación.
¿Qué no es santidad?
Ø
No
es la práctica de ritos o ceremoniales para purificar el cuerpo, alma y el
espíritu.
Ø
No
es algo que se va a reflejar externamente para dar renombre.
Ø
No
hace ganar un más alto grado de espiritualidad.
¿Qué es Santidad?
Ø
Es la presencia de Dios reinando en el
corazón del creyente.
Ø
Es
lo que se busca y se sigue para un propósito. Hebreos 12:14. Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual
nadie verá al Señor.
Ø
Actitud
en la que disponemos nuestro corazón para hacernos pequeños delante del Señor.
Quadosh (heb) es el término que equivale a “santo”, se refiere a la perfección, la
naturaleza intrínseca y el carácter de Dios. Cuando el término se aplica a los
creyentes no se trata de una santidad propia, sino derivada precisamente de
Dios.
Quadosh viene una raíz que significa “cortar”, “apartar”. Entonces para los
que han sido redimidos por la obra de Jesús en el Calvario, la santidad quiere
decir que el creyente ha sido “separado”
para Dios. Esa es la idea de palabra santificar, estar separado para el uso
divino y exclusivo de Dios.
1 Pedro 1:13-16. 13 Por eso, dispónganse para actuar con
inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la
gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. 14 Como
hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando
vivían en la ignorancia. 15 Más bien, sean ustedes santos en
todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; 16 pues
está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»
¿A qué has sido llamado?
Romanos 8:19. La creación aguarda con
ansiedad la revelación de los hijos de Dios,
Una persona nacida de nuevo ha sido llamada
por Dios para cruzar líneas que le permitan trascender hasta la eternidad y
manifestar el reino de los cielos donde quiera que esta sea llevada.
Mateo
13:37-38a. El que sembró la buena semilla es el Hijo del hombre —les respondió
Jesús—. 38 El campo es el mundo, y la buena semilla representa
a los hijos del reino. La mala hierba son los hijos del maligno.
¿Qué líneas debe cruzar?
- La
línea de la razón. Cuando activamos
la fe traspasamos la línea de la razón, pues de lo contrario no entenderemos lo
que Dios nos habla. Es mejor obedecer sin razonar, ya que lo que Dios demanda
no es razonamiento, El demanda obediencia.
- La
línea de la comodidad. La comodidad puede convertir a un creyente en un egoísta haciéndolo
insensible a la necesidad de la gente que le rodea para ayudarle. Es hora de
salir de nuestra zona de confort para bendecir a otros para que el reino pueda
avanzar.
- La
línea de la conveniencia. Muchas personas asisten a la iglesia por conveniencia en
cuanto a los beneficios personales que esto le puede traer y no porque
realmente tienen el deseo de buscar a Dios.
- La
línea del conformismo. El
conformismo es lo que paralizado el crecimiento del creyente cerrando toda
posibilidad a que Dios manifieste su gloria en su vida.
La motivación correcta para obedecer la
Palabra siempre debe ser el amor a Dios.
Juan
14:21. ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los
obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me
manifestaré a él.
Deuteronomio
30:11. »Este mandamiento que hoy te ordeno obedecer no es superior a tus
fuerzas ni está fuera de tu alcance.