Quebrantando las imposibilidades.


2 Reyes 6:24-7:1-4

Samaria era la ciudad capital de Israel (Reino del Norte) y bajo el reinado de Joram rey de Israel, Ben-Adad rey de Siria ordeno una invasión a gran escala en Samaria, para lo cual sitiaron la ciudad.
El rey Joram interpreto esta situación como un juicio emitido por la mano de Dios  y culpaba a Eliseo por creer que el profeta de Dios estaba directamente  relacionado con esta gran desgracia. 

El siervo del rey mostro una actitud de incredulidad (falta de fe). Su actitud le cegaba y no le permitió ver el  momento decretado por Dios de lo que habría de ocurrir. Este hombre tuvo la oportunidad de oro para aceptar la palabra de Dios y creer en el cambio que tanto anhelaban, pero contrariamente, su corazón estaba invadido por las dudas.

Eliseo representaba la voz de Dios para este tiempo. Gozaba del favor de Dios y de los hombres por esta razón los ancianos de Samaria le consideraban con gran estima como representante de Dios.
Eliseo no fue usado por Dios solo para anunciarles al rey y a su siervo que al día siguiente las operaciones de comercio de la ciudad serian restauradas, sino para anunciar que el sitio de los Sirios sobre la ciudad llegaría a su fin, es decir, que lo que parecía imposible a los hombres era posible para Dios. “Porque para Dios no hay  nada imposible” Lucas 1:37 (NVI)

Dentro de este panorama se encontraban cuatro leprosos confinados a vivir en las afueras de la ciudad por su condición física. La lepra era una enfermedad que quien la padecía tenía que enfrentar serias afrentas: sociales (excluidos de toda participación en la asamblea o de la sociedad de Israel), familiares (no podían permanecer junto a sus esposas e hijos), espirituales (los sacerdotes le consideraban personas inmundas), económicas (no podían ejercer ninguna clase de trabajo para ganarse el sustento), es decir, estas personas estaban condenadas a morir a causa de su condición.

Pero un día estos leprosos sin esperanzas de  vivir fueron movidos a tomar una determinación que los llevo a unirse en el poder del acuerdo, que implica la potencia de unir las fuerzas del reino de los cielos con la convicción de fe para ser usados por Dios y marcar el fin que estaba determinando su situación y el inicio de la bendición personal y de toda la nación.
Cuando gente de fe toma una decisión de carácter, hace un movimiento, ejecuta un decreto, y comienzan a moverse sobre la palabra que Dios ha declarado y mueren a sus paradigmas, quebrantan los esquemas del mundo y del diablo, toman autoridad sobre sus miedos y caminan en la dimensión sobrenatural de Dios para cambiar la situación que les aflige en una situación de conquista y de victoria.

(Apocalipsis 1:6 “Y nos hizo reyes y sacerdotes para  Dios…”).

Dios está buscando gente de reino, para ser portadores de su gloria y que puedan dar buenas noticias, que ponga fin a sus quejas, que haga declaraciones proféticas para ir al campo enemigo y tomar lo que le ha sido arrebatado, gente que pueda ser usada por Dios para romper las imposibilidades en su vida, gente que este determinada a decir: “Hoy se rompe el sitio que el enemigo me ha puesto”.

¿Quienes somos?

Somos un ministerio para difundir las buenas noticias del reino de los cielos y testificar de Jesucristo el Hijo de Dios como el único Camino, la única Verdad y la unica Vida para ser reconciliados con nuestro Dios y Padre Celestial.

Visión

Ser un ministerio Cristocéntrico para difundir las Buenas Nuevas de salvación y establecer el reino de Dios para la la manifestación de su gloria a las naciones de la tierra.

Misión

Proclamar a toda criatura las buenas nuevas de salvación partiendo desde nuestro entorno y hasta lo último de la tierra.

Establecer el reino de los cielos a través de las señales y manifestaciones sobrenaturales en el poder del Espíritu Santo.

Afirmar en cada creyente los fundamentos de la fe en Cristo Jesús para se convierta en un discípulo trasnformado y renovado a través de la manifestación del Espíritu Santo en su vida.

Capacitar a cada discípulo con la impartición de principios biblìcos que lo lleven a descubrir y desarrollar el propósito de Dios para su vida para que pueda multiplicarse en otros.

Enviar a cada discípulo al cumplimiento de la Gran Comisión a través del ministerio al que Dios le ha llamado a servir.

Decálogo de Fe

Creemos en:

1. Un solo Dios: Soberano y creador de todo el universo.

2. La Trinidad de Dios: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

3. La Divinidad de Jesucristo: Jesucristo el único hijo de Dios, nacido de mujer virgen engendrado por obra del Espíritu Santo.

4. La Biblia: La Palabra de Dios inspirada y revelada a través de Su Santo Espíritu, como la única fuente de autoridad moral y espiritual y norma fundamental de conducta.

5. La Salvación: la cual se obtiene por gracia mediante el arrepentimiento y confesión de pecados por medio de la fe en Jesucristo como el único y suficiente salvador para darnso la vida eterna.

6. Gobierno de Dios: El reino de los cielos es el diseño que Dios desea para nuestras vidas conforme a su soberana voluntad, tomando como fundamento a Cristo Jesús como cabeza de la iglesia mediante el modelo apostólico y profético.

7. La Santidad: Sin santidad nadie vera a Dios, por lo cual el creyente debe desarrollar un estilo de vida que agrade a Dios como reflejo de la obra del Espíritu Santo.

8. El Bautismo y la Cena del Señor: Ordenanzas dadas a la iglesia para recordar la muerte y resurrección de Jesucristo a una nueva vida de victoria y de santidad.

9. Dones Espirituales: Los cuales son repartidos según la manifestación sobrenatural del Espíritu Santo para la edificación de la iglesia.

10. La unidad de la iglesia: mediante la constitución del ministerio quíntuple para la edificación del cuerpo de Cristo.

Valores

La Familia: como el diseño de Dios por medio de la unión matrimonial de un hombre y una mujer para el establecimiento de valores éticos, morales y espirituales. (Génesis 1:28)

La Obediencia: como el principio que nos da revelación de ser hijos de Dios para honrarlo y ser merecedor de la autoridad espiritual y la herencia que nos ha sido reservada. (Filemón 1:21)

La Mayordomía: capacidad que debe desarrollar un creyente para administrar diligentemente los recursos que Dios coloca en sus manos. (Lucas 12:43-44)

La Fidelidad: atributo que nos permite desarrollar el más alto sentido de compromiso para con el Señor y para con los hombres. (Salmos 101:6)

La Integridad: virtud que refleja el testimonio cabal del creyente, basado no solo por lo que hace, sino por lo que es en todas las áreas de su vida. (Proverbios 11:3)

El Desarrollo Integral: como el proceso de crecimiento hacia la madurez espiritual y el desarrollo del carácter en el creyente conforme al modelo de Jesucristo. (Efesios 4:13)

La Excelencia: como la cualidad que nos impulsa hacia la motivación para el logro de nuestras metas en Cristo Jesús. (Colosenses 3:23-24)