Mientras la iglesia del Señor no asuma el compromiso al cual ha sido llamada, cada día se pierden vidas que vivirán una eternidad sin haber conocido el plan de salvación que el Señor en su infinita misericordia desea que todos conozcan.
La Biblia muestra claramente que a muchos no les erá quitada la venda de sus ojos hasta que aquellos a quienes el Señor les ha librado del cautiverio del pecado emerjan como un gran ejército para hacer frente a los escuadrones de las tinieblas y los tomen por asalto con las armas que Dios ha puesto en sus manos.
Nadie puede saquear y tomar los bienes del hombre fuerte sin antes haberlo atado y sujetarlo (Mateo 12:29). La vida del creyente debe estar sincronizada con la voluntad de Dios y una de las prioridades del reino de los cielos es la salvacion de los perdidos. Estamos viviendo tiempos dificiles en donde mucha gente atenta en contra de la vida de otros y lo que es peor, mucha gente atenta contra su propia vida dando cabida en su mente con pensamientos suicidas. Existe otro grupo de personas a quienes no se les ha compartido el mensaje de salvacion pero ésta, es la triste realidad porque aquellos que son llamados a conformar el cuerpo de Cristo, es decir la iglesia, aún no han entendido las graves consecuencias que acarrean el no involucrarse en los planes de Dios.
Muchos creyentes pasan al altar y expresan su compromiso de servir al Señor, pero cuando se demanda esta voluntad, sencillamente se desplaza a un segundo plano porque se está tan ocupado en los asuntos personales que se olvida facilmente lo prometido a Dios. La Biblia dice que no se puede servir a dos señores (Mateo 6:24) es por eso que todo compromiso expresado de servir al Señor debe ser cumplido para la gloria de su nombre.
La misión que a cada creyente le ha sido enconmendada no debe ser desplazada con la justificación de que luego tendremos tiempo para hacerlo.¡El tiempo es ahora! Es tiempo de servir, es tiempo de ayunar, es tiempo de orar, es tiempo de invertirse en espirítu, cuerpo y alma, pero esto solo será posible cuando arda pasión en nuestros corazones por la obra de Dios. Es el tiempo de cosechar, el Señor dice: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura (Juan 4:35).
Tu misión en esta tierra nadie más puede cumplirla, si no logras llevarla a cabo simplemente habras vivido una vida sin propósito.